El paso del tiempo junto con el consumo de algunos alimentos y bebidas hacen que el esmalte del diente, la capa superficial y, inicialmente blanca, se vaya desgastando y se muestre la dentina (la parte interna), que es de un color más amarillo.
Eso sí, debemos tener presente que cada persona tiene su propio color de dientes, como tiene su propio color de cabello o de piel. Por ello, hay gente que tiene los dientes más amarillos que otros, y dientes que amarillean con la edad. Asimismo, el color natural de los dientes puede verse afectado por muchos factores, como por ejemplo:
- Por el tabaco.
- Por beber determinadas bebidas como el café, té, refrescos de cola y vino tinto.
- Por el envejecimiento.
- Por la ingesta de flúor en exceso durante la formación de los dientes.
- Por la acumulación de placa y sarro.
- Por golpes sufridos en los dientes que pueden provocar un color marrón, gris o negro.
- Por comer alimentos de colores intensos, como las cerezas y las moras.
¿Por qué blanquearse los dientes?
Para mucha gente, que los dientes no tengan su color natural puede suponer un problema de autoestima. Por este motivo, realizarse un tratamiento de blanqueamiento sirve para:
– Conseguir una sonrisa más joven.
– Aumentar la confianza en uno mismo y generar una mayor autoestima al tener una bonita sonrisa.
– Dar una primera buena impresión.
– Eliminar años de manchas y coloración.
Eso sí, antes de realizarnos cualquier tratamiento de blanqueamiento deberemos contar con el asesoramiento y asistencia de un dentista. Sólo él puede evaluar nuestra situación concreta y ofrecernos el tratamiento que mejor se adapte a nuestro caso concreto.